04 Feb
Alrededor de la alimentación se han creado toda una serie de mitos absurdos y falsas creencias que han ido extendiéndose entre la población a través del boca-oreja. Los nutricionistas llevan años intentando desmontar que comer cinco veces al día sea mejor que hacerlo tres o dos, que los frutos secos engorden, que tomar un vasito de agua con limón en ayunas cure enfermedades varias o que tomar una copita de vino al día sea bueno para la salud. Con la fruta ocurre tanto o más de lo mismo. No sólo hay gente que piensa que favorece el sobrepeso (no es verdad), sino que, en el extremo opuesto, hay también quien dice que si la tomas antes de comer, ayuda a adelgazar. Y no es cierto. O, al menos, no es tan sencillo.
El origen de este mito, según apunta Isabel Pérez, dietista-nutricionista responsable del centro Nutrisalud Dietética, podría situarse en los años 70. "Una empresa llamada Peso Ideal incluía en sus consejos la recomendación de tomar fruta antes de las comidas principales para no llegar con tanto apetito a ellas", comenta la especialista. "Por desgracia, a la fruta le persiguen los mitos. Gran parte de ellos vienen de las dietas milagro de turno y otras tantas son perpetuados por profesionales sanitarios desactualizados", añade.
Efectivamente, la fruta es un alimento que tiene numerosas bondades para nuestra salud y cuyo consumo no está relacionado con el aumento de peso. Las naranjas, los plátanos, los kiwis o los caquis no sólo no engordan, sino que distintas investigaciones han demostrado que protegen contra el sobrepeso y la obesidad. "El aumento de la ingesta de frutas se asocia inversamente con cambios (disminución) en la circunferencia de la cintura", concluía una revisión de 17 estudios publicada en 2015 en la revista PLoS One. El alto contenido en fibra de estos alimentos les otorga un alto poder saciante, de ahí que muchas personas incrementen el consumo de fruta cuando han de acometer dietas de adelgazamiento.
Ahora, no es cierto que tomar fruta antes de comer tenga un efecto distinto a hacerlo después de comer. "El mito dice que la fruta antes de la comida se digiere mejor y engorda menos. No es cierto. El estómago es una bolsa de músculo que se llena de ácido clorhídrico (salfumán) durante la digestión, así que no está para remilgos y, según le va llegando, va digiriendo", escribe el profesor de Biotecnología y divulgador J.M. Mulet en un capítulo de su último libro, ¿Qué es comer sano?. "El aporte de kilocalorías de la fruta es el mismo antes o después de comer, al mediodía o por la noche, haciendo el pino con las orejas o sentado a la mesa", confirma Pérez.